28 abr 2013

Tecnología no mata caligrafía

Esta forma de escritura sobrevive como arte, La tendencia a ser ''prácticos'' con el uso del lenguaje es un enemigo mayor para la redacción actual, opinan especialistas.


La tecnología incide en la evolución de la comunicación escrita y brinda alternativas más allá del papel como soporte, pero no necesariamente pone en peligro de extinción a la caligrafía; la falta de su difusión en el sistema escolar, en cambio, sí es una amenaza, coinciden especialistas.
“Uno de los grandes legados de la humanidad es la escritura y a través de ella es como vemos nuestra historia. Todavía hay gente a la que le gusta escribir a mano”, explica Antonio Anzures Bolaños, fundador de la Sociedad Mexicana de Calígrafos e Iluminadores. 

La raíz etimológica de la palabra caligrafía significa escritura bella y, por lo tanto, no es extraño que se le practique como un arte, aunque al sistema educativo debería llegar como una disciplina que enseñe a apreciar la armonía en los textos a través de la escritura.
Anzures, también profesor de escuela, admite sin embargo que la tecnología ha propiciado el descuido de la caligrafía, a través de una disminución de su propagación masiva; hoy la practican quienes tienen pasión por ella como una actividad artística y no como una alternativa de comunicación para las masas. El oficio, pues, seguirá vigente, gracias a las asociaciones que se encargan de promover este tipo de trazos.

El espíritu práctico

Pero, más que las nuevas tecnologías, es la tendencia a “ser prácticos” con el idioma lo que se convierte en enemigo de la caligrafía y de muchos otros hábitos asociados al uso del lenguaje. De acuerdo con Sara Velasco, maestra en Letras e investigadora de Literatura jalisciense, las generaciones que se forman en la actualidad no sólo no escriben con legibilidad, sino que lo hacen de tal forma que buscan abreviar cada vez más, una tendencia que ha provocado que el lenguaje sufra una transformación irregular, pues aunque sustituir “qué”, por “k” es una clara “ofensa” a los cánones de escritura, “todos los jóvenes se entienden de esta forma”.

Desde su óptica, es necesario que los planes de estudios retomen la caligrafía y las copias de texto a mano, pues, además de una mejora sustancial en la psicomotricidad, este tipo de lecturas obliga a la atención, lo que en consecuencia mejora la ortografía y la puntuación. “La habilidad manual ha ido reduciéndose; los muchachos lo que hacen es copiar y pegar los textos que hallan en internet”.

El perjuicio a las letras, asegura, se debe a una “flojera” generalizada, y la red global ha sido el pretexto perfecto para llevarla a un nuevo nivel, expone contundente la también miembro de la Sociedad de Geografía.

“Claro que es debido a los tiempos, aunque la caligrafía se impartía hace muchos años; entiendo que en una reforma se modificó para la escritura fuera más legible, porque no se entendía. Entonces destacaron la enseñanza de la letra script, que antes conocíamos como de molde. Los trazos unidos eran bellos, sólo que después dijeron que no se entendían”.

Y no sólo la manuscrita fue desechada. El cada vez más común acceso a teléfonos inteligentes o tabletas para los pequeños que aún no saben escribir arrincona al papel y la pluma y facilita el aprendizaje de la escritura digital con letras ya establecidas, lo que se verá reflejado, concluye, en la nula destreza de las personas al plasmar su letra en papel.

“Las nuevas generaciones ya no saben leer un texto escrito en manuscrita. A algunos les cuesta trabajo leerlas porque no están acostumbrados (…) Me consta que sí se hacen intentos por mejorar la letra actualmente, pero ya no les dan la debida importancia”.

Lucía Gutiérrez Pérez, maestra de la Escuela Urbana 38 “Manuel M. Diéguez”, por ejemplo, incluye en su programa de actividades la enseñanza de letra cursiva con un método llamado Katz y Katz, cuyas lecciones comienzan con trazos básicos, posteriormente con letras y finalmente con palabras. Cada movimiento de mano se acompaña de un sonido vocal, lo que ayuda a que el niño asocie la escritura con el canto y escriba según escucha.

Pero esta clase de intentos depende de cada profesor, porque el sistema educativo no hace obligatoria la caligrafía. Mientras tanto, las tecnologías avanzan, y esta vieja práctica va quedando relegada al celo artístico.

SABER MÁS

A través de la historia

> En los primeros siglos de la edad cristiana, la caligrafía tomó importancia en Occidente y había personas que se dedicaban específicamente a ella, los escribanos. A México la caligrafía llegó con las Cortes españolas.

> Al nacer la imprenta, muchos calígrafos se quedaron sin trabajo; y entonces se dedicaron a popularizar el movimiento, pues se había mantenido sólo para la gente culta. La caligrafía llegó a los moldes de las imprentas y en 1761 fue creada la Imprenta Real.

> En el siglo XIX hubo un resurgimiento en Occidente, como una muestra de resistencia a la Revolución Industrial. Pero el declive llegó en los años cuarenta, junto con la tipografía, es decir, el uso de letras mecánicas.

FRASE

"Los tiempos cambian para bien, el crecimiento de la población mundial lo pide y la tecnología lo da".

Ignacio Sánchez, lector, a través de redes sociales.

“Tener una letra bonita es una virtud como del siglo XIX”: Ortuño

El famoso escritor que anota las líneas de su nueva obra en una libreta es una postal del pasado. El narrador Antonio Ortuño (Ciudad de México, 1976) comenta que desde hace años dejó el papel y la pluma para mudarse a los soportes tecnológicos. Y no nada más en su labor como escritor: “Si salgo a la tienda, le mando un whatsapp a mi mujer”.

El autor —quien publicó su primera novela, El buscador de cabezas, en 2006— agrega que no anota en papel, pero imagina que es bueno que sus hijas aprendan caligrafía en la escuela porque “debe tener ventajas psicomotrices”. No obstante, en su opinión, “la caligrafía no está relacionada con la inteligencia. Tener una letra bonita es una virtud como del siglo XIX”.

Los cambios en las formas de comunicación, sumados a los avances tecnológicos, no sólo afectan los hábitos de los escritores, sino también de los ciudadanos. Alexis Contreras, de 18 años, llegó tomar clases de caligrafía; asegura que en la preparatoria le piden más trabajos hechos con computadora, pero él prefiere hacerlos a mano porque siente que aprende más.

“Antes escribían con las plumas de aves y hoy con teclados electrónicos puedes hacerlo con miles de tipos de caracteres. Los tiempos cambian para bien, el crecimiento de la población mundial lo pide y la tecnología lo da”, comparte el lector Ignacio Sánchez a través de redes sociales.

Nancy Jazmín García y Dulce Pérez son compañeras en la Escuela Secundaria Libertad 90 y comentan que la mayoría de sus tareas se las piden a mano, pese a que ellas prefieren hacerlas con computadora por tres cualidades que brinda esta tecnología: rapidez, corrector ortográfico y la capacidad de conectarse a Facebook simultáneamente.

La internauta Mariestela Verduzco comenta que hay lugares que enseñan esta disciplina, y la preparatoriana Ashley Fajardo, de 17 años, opina que escribir es mejor que teclear.

FRAGMENTO

Las fuentes digitales

La escritura es, hoy más que nunca, un sistema de representación, cualidad que casi siempre ha permanecido oculta bajo la capacidad ilocutoria de la escritura alfabética. El diccionario de la Real Academia Española, el más conservador libro de las palabras, define magníficamente esta función de la escritura: “Sistema de signos utilizados para representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel y otra superficie”.

Las tecnologías de la información han desmaterializado la escritura convirtiéndola en señal codificada, necesitada del lenguaje de interpretación, sistemas operativos y programas.

La superficie de registro ha dejado de ser el papel y se ha convertido en un soporte magnético, frágil e invisible que sólo puede ser visualizado mediante interfaces gráficas, metafóricas ventanas en las que, a través de sonidos, símbolos, textos e imágenes, el lector se torna escritor y retorna lector, o se transmuta en espectador, navegante y explorador sucesivamente.

Imprenta Real Fuentes de la Tipografía Española. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Página 24.

FRASE

"Las nuevas generaciones ya no saben leer un texto escrito en manuscrita. A algunos les cuesta trabajo leerlas porque no están acostumbrados".

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